Las 7 actitudes mindfulness ante una enfermedad

Las 7 actitudes que propone la práctica Mindfulness te ayudan a observar de una forma nueva cualquier situación cotidiana pero, si es una enfermedad de lo que hablamos, mucho más.

Siguiendo la idea de la anterior publicación sobre no querer cambiar nuestra vida, sino mirarla desde otros prismas, para observar con atención plena, la realidad que estés viviendo, necesitamos entrenar algunas actitudes concretas ante este presente.

Y a eso es a lo que nos lleva la práctica de mindfulness.

 

Las 7 actitudes mindfulness

Según los expertos y maestros que iniciaron con la práctica de Mindfulness hace muchos años, como Jon Kabat-Zinn , las actitudes que se requieren y a la vez se fomentan desde este tipo de meditación son 7, aunque hay autores que amplían la lista y le han añadido en los últimos tiempos la gratitud y generosidad como 2 actitudes más.

Estas son:

Mente principiante

Como indica su nombre, la base de vivir en modo mindful es esta: ver cada situación como algo nuevo que no hemos vivido todavía y por lo tanto no sabemos nada de ella. Como principiantes.

En esta publicación del blog ya te hablé extendidamente sobre la mente de principiante y te puse algún ejemplo cotidiano de lo contrario que hace nuestra mente cada día, poner etiqueta a todo lo que vivimos, sin dar oportunidad a que el presente sea distinto a cualquier situación pasada. Pues ante una enfermedad o un diagnóstico complicado, la actitud de principiante te ahorrará mucho sufrimiento.

Imagina estas dos situaciones:

  1. Situación 1. Día 1 de tu proceso de enfermedad: Tu médico te está transmitiendo tu diagnóstico, que en este caso es complicado, pero la realidad es que todavía no ha cambiado nada en tu vida. En seguida empieza tu mente a traer al presente, como si lo estuvieras viviendo tú, todo lo que le ha pasado a personas conocidas tuyas o la información que tienes a través de otros medios. Así que de lo que te está contando tu médico hay cosas que ni te enteras, porque ya lo has leído, oído o visto antes. Eres un “experto” en ese tema y crees firmemente que ya tienes conocimiento sobre todo lo que te va a pasar. Lo cual, conociendo a nuestra mente catastrofista, será lo peor que te imagines.
  2. Situación 2. Día 1 de tu proceso: Tu médico te está transmitiendo tu diagnóstico, el cual no es nada agradable y no te lo esperabas. Paras, respiras, tienes sensaciones desagradables y alteradas en el cuerpo, por supuesto. Pero pones toda tu atención en lo que te está contando tu médico como una novata en este tema. Además, si lo escuchas bien, tu médico te contará que cada enfermedad es distinta en cada paciente. Que no existen enfermedades, sino enfermos. Así que guiando a tu mente a todo lo que pueda aportar a este momento, en vez de estorbarlo, con tu mente de principiante te pones en manos de los que saben y eres capaz de confiar.

Eso sirve para cualquier situación de tu proceso de enfermedad. No te sientas “experto” de nada. Todo es nuevo, y como tal aceptarlo sin creer que ya sabes lo que te va a pasar es fundamental para tu serenidad.

 No juicio

En nuestra vida diaria estamos muy habituados a juzgar cada situación, cada respuesta, cada intervención de alguien cercano, y no sólo eso sino catalogarlo como positivo o negativo, correcto o incorrecto, bueno o malo.

Es inevitable dejar de hacerlo y en una situación de enfermedad más. Ahora estamos más sensibles a catalogar cualquier cosa que nos pasa tiñéndola con el filtro de tu enfermedad, de esa forma, le sueles dar más etiquetas de malo y negativo a lo que te pase.

La práctica de Mindfulness te ayuda a hacerlo consciente e incluso a abrir tu juicio sin enfocarlo en lo negativo. Cada vez que hacemos juicio de algo y somos capaces de reconocerlo e intentar suavizarlo, ya estamos teniendo una actitud más objetiva de lo que vivimos.

Eso se relaciona con la mente de principiante. Si yo trato algo desde el modo novato, es más probable que lo juzgue menos intensamente.

Te pongo un ejemplo: Si hoy tienes mal cuerpo debido al tratamiento de ayer, pensar, antes del tratamiento, que hoy vas a volver a tener mal cuerpo cuando acabe, no es la realidad. No lo sabes aún. Todavía no lo estás viviendo así que no lo juzgues.

Reconocimiento o aceptación

Relacionado con lo anterior, aceptar los momentos tal cual son, en el proceso de tu enfermedad es necesario para ti. No evitarlos ni luchar contra ellos, hará que tu mente esté más tiempo ocupada en otras cosas más productivas, que en rumiar sobre el daño que te están haciendo los tratamientos y sus porqués.

Sin darnos cuenta hablamos en la sociedad de la lucha de los enfermos contra su enfermedad. Yo difiero un poco en ese verbo luchar, ya que implica agresividad y estado de amenaza en tu mente. Me siento más alineada con aceptar. Me suena con la acción de poner de tu parte lo necesario para salir de este proceso. Y me gusta más ese término.

 

Aceptación ante una enfermedad

Dejar ir

Esta actitud me parece fundamental en esta situación concreta. Se refiere a dar permiso a que se aleje algo de nuestra vida que nos está entorpeciendo. Cuando tenemos una idea, pensamiento o emoción recurrente sobre la realidad que estamos viviendo nos volvemos obsesivos con ello y no damos opción a dejarlo ir.

Así que el mindfulness te ayuda a seleccionar aquello que no te aporta nada a tu momento presente, sea un pensamiento o una emoción. Cada vez que venga a tu mente, puedes ser consciente de ello y lo dejas ir.

No intervención

Relacionado con la aceptación está la actitud de no querer intervenir en todo lo que nos rodea. Eso nos provoca una necesidad de control y en este momento de tu vida hay muchas cosas que no dependen de ti. Y aquellas que te producen dolor son las primeras.

Entonces mejor no intentar controlar todas las situaciones y abrirte a lo que vaya pasando ¿verdad? Te quitará una ansiedad innecesaria de tu mente.

Paciencia

Qué importante es la paciencia en la vida. Pero en esta situación más. No quieras correr. Todo lleva su tiempo y cada cosa va a su ritmo.

Cuando te entre la necesidad de adelantar todo el proceso, suelta el control, acuérdate de la no intervención y deja que cada cosa vaya a su ritmo. Los profesionales sanitarios saben, mejor que nadie, ese ritmo que necesita tu cuerpo para su cura.

Yo personalmente pequé de impaciente al principio. Me agarré al número de sesiones que iba a tener de cada terapia y los transformé en días naturales. ¡Ja! Hay mil razones por las que cada cosa va a su ritmo. No tengas prisa.

Confianza

Buf, esta actitud también es de las más importantes. Si no confías desde el principio en ti, en tus fortalezas, en tus médicos, en los avances y en nuestro sistema sanitario te será difícil afrontar este proceso.

Todas las actitudes están relacionadas pero ésta en concreto es la que lleva de la mano a todas las demás. Independientemente del final del proceso y de su resultado, hemos visto mucha gente que incluso en un estado difícil de superar no han perdido la confianza. Y han vivido su proceso de otra manera.

Así que es fundamental entrenar la confianza. No se trata de vivir una vida que no es. Se trata más bien de dejar de lado todas las ideas que bloquean esa confianza. Y de dar por hecho que tus médicos van a hacer todo lo que esté en sus manos por tu cura. Y tú también. No hay más.

 

Cambiar tu forma de actuar ante una enfermedad a través de Mindfulness

La gratitud y generosidad como actitudes añadidas

Estas dos actitudes se han añadido con el tiempo como necesarias ante la práctica de mindfulness. Porque no cabe duda que aportan mucho en ella.

La gratitud te ayuda a buscar pequeñas oportunidades de sentirte bien, de ser optimista, de ver el lado bueno de las cosas, y dar gracias por ello. Sí, incluso cuando estés en plena enfermedad. Ya he comentado en otras ocasiones que no podemos tratar el día entero según el filtro de los momentos de dolor. Siempre hay pequeños momentos de no sufrimiento o dolor.

Así que agarrarnos a ellos en tus momentos de reflexión te será muy beneficioso.

La generosidad va de la mano de la gratitud. En el momento que eres capaz de apreciar esas pequeñas gotas de bienestar en tu proceso, seguro que encuentras alguna ocasión de ser amable con alguien de tu alrededor. Y generoso en dar tu mejor actitud a los que te quieren y te cuidan.

 

Conclusión

Como ves todas las actitudes para la práctica de mindfulness serán beneficiosas para ti en cualquier momento pero en éste en concreto más.

Consiste en ir aceptando cómo van surgiendo las cosas sin predecir ningún resultado con juicios o etiquetas de valor.

Tener paciencia y mucha confianza en los medios que tienes, sin intentar intervenir para correr más de la cuenta y dejando ir aquello que no te aporta nada en este momento.

Todo ello buscando la gratitud y la generosidad en pequeños, aunque sea minúsculos, momentos de cada día.

¿Que te parece la idea de trabajar cada día estas actitudes? ¿Te resultan difíciles?

Déjanoslo en comentarios, ¡nos encanta leerte!

 

Las 7 actitudes Mindfulness ante una enfermedad, cambiar el modo de ver mi vida