Las 3 herramientas más útiles para tratar tus emociones

 

Tratar con tus emociones difíciles es necesario para tu bienestar. Ya hemos visto que todas las emociones son necesarias y además inevitables, así que lo más sanador es acogerlas y no luchar contra ellas. Pero no es fácil, lo sé.

En una situación de dolor o sufrimiento, como es una enfermedad, aparecen más emociones de este tipo que las que son agradables, así que todo lo que pueda servir para conocerlas y acogerlas te hará pasar tu enfermedad más tranquila y, lo mejor de todo, con la mejor actitud posible ante los momentos difíciles.

Vamos a ver cuáles son los mejores recursos para transformar nuestra relación con las emociones difíciles y poder tener un bienestar emocional, incluso en situaciones de dolor.

(Por supuesto cabe decir que todo lo que yo te ofrezco es complementario a acudir a un profesional de la salud mental si lo necesitas). 

 

Las 3 herramientas más útiles para tratar a tus emociones

 

Puede haber distintas formas de llegar a un bienestar emocional, todas son buenas, pero en este artículo yo te propongo las que me parecen más útiles. Las he probado durante un tiempo suficiente para notar su efecto en mí, y espero que también en los que me rodean, si hay algo evidente cuando estás bien emocionalmente es que se extiende a tus relaciones.

Todas se complementan, al menos para mí. Una no estaría al cien por cien si no se nutre de las otras. Estas 3 herramientas son: mindfulness o atención plena, autocompasión que amplía los beneficios del mindfulness y la escritura terapéutica para volcar tus reflexiones después de tus prácticas de meditación.

INFOGRAFIA 3 HERRAMIENTAS EMOCIONES

 

Mindfulness

 

El órgano cerebral que está detrás de la respuesta emocional es la amígdala, y el neurocórtex es el que hace que haya un proceso racional entre la activación de la amígdala y la reacción impulsiva ante cualquier situación estimulante. Es decir, la amígdala en principio se activa para protegerte, y el neurocórtex es el que analiza si verdaderamente hay que reaccionar o no.

Así que el primer paso para relacionarte con tus emociones de una forma sana es conocerlas e identificarlas, sin hacer que se active nuestro sistema de alarma o cuidado.

Y para eso la mejor herramienta es el mindfulness o la práctica de la atención plena. Durante la meditación aparece una conexión con tu interior en la que se consigue poco a poco, ser conscientes de lo que estamos sintiendo en ese momento.

A base de entrenar y ejercitar nuestra mente respecto a esos momentos de sufrimiento, somos capaces de explorar lo que sentimos en el cuerpo, darle nombre a las emociones, e incluso tolerarlas cuando aparecen, sin luchar contra ellas ni evitarlas.

Porque lo que ya sabemos es que la emoción se va a expresar de alguna forma u otra. Si la evitas o te resistes, se quedará bloqueada en alguna parte de tu cuerpo. Por lo que mientras más te habitúes a practicar este tipo de meditación tendrás más consciencia de tu cuerpo y podrás identificar mejor las emociones.

 

La autocompasión

 

Este recurso que es tan ignorado es y tan poco valorado, es de los más importantes ante las emociones difíciles.

En un primer acercamiento a la autocompasión te podría decir que si ya estás sufriendo por algo, lo último que necesitas es automachacarte más por ello y no tratarte como lo harías con un ser querido.

Pero eso es lo que llevamos haciendo desde que somos pequeños. Nuestra voz autocrítica empieza a funcionar en el momento que aparece una emoción difícil en tu vida. Con la autocompasión logramos cambiar a una voz compasiva, ésa que utilizarías para consolar y comprender a cualquier ser querido que sufre.

Cuando usamos las afirmaciones positivas en nuestros momentos de bienestar, pueden ser afirmaciones de tipo enunciativas: “hoy voy a conseguir lo que quiero”,” tengo confianza en mí misma”, o cualquier otra que tú uses para tus objetivos.

Pero cuando hay una situación llena de emociones difíciles, las afirmaciones que mejor nos vienen son las desiderativas, las de deseo, “que yo consiga ser feliz”, “que yo sea hoy querida”, u otra parecida.

Porque lo más compasivo que podemos hacer por nosotros mismos es satisfacer lo que necesitemos en cada momento. Para ello durante tus meditaciones hay una pregunta importante que nos revela mucho de nosotros y nuestro dolor: ¿qué necesito yo en este momento?

Es por ello que el mindfulness está muy relacionado con la autocompasión, para saber lo que necesitamos y satisfacerlo es imprescindible sentarnos a practicar y ver nuestro interior para conocer nuestras necesidades.

La autocompasión puede ser cognitiva, porque normalmente tenemos pensamientos acordes a las emociones que sentimos. Si tenemos emociones difíciles, pensamos de manera negativa. A través de la meditación podemos contemplar la emoción sin añadirle pensamientos rumiativos que no ayudan a tu situación.

 

La escritura terapéutica

 

Aquí aparece el tercer elemento que ayuda a traer a la consciencia tus emociones: la escritura terapéutica.

Tus reflexiones después de meditar, tus relatos de lo que piensas en esas situaciones difíciles para ti, unido a los otros dos recursos, se convierte en algo sanador.

Ahora con tus emociones identificadas y tu voz compasiva, es muy beneficioso que recojas de forma más racional, todo lo que has vivido en tus situaciones difíciles, en tu día complicado, pero ya desde una postura más alejada de tus emociones.

Eligiendo razones y pensamientos que te ayuden a avanzar en tu proceso, sin magnificar pequeños obstáculos que se nos aparecen a todos y sin catastrofizar cualquier posible futuro, según situaciones pasadas que hacemos recurrentes.

Lo puedes hacer en forma de páginas matutinas, como propone Julia Cameron, o lo puedes hacer en un diario de meditación que puedes hacerte en un cuaderno, o con la plantilla que te ofrezco (puedes pinchar en la foto y descargarte el pdf)

 

 

 

Plantilla de atención plena

Conclusión

No es aconsejable luchar y evitar tus emociones difíciles. Todas son necesarias e inevitables.

Lo que sí puedes es mejorar tu relación con ellas y que no se hagan dueñas de tus conductas y respuestas.

Para ello hay que entrenar poco a poco, en el gimnasio que te recomendé la semana pasada.

Con las tres herramientas que mejor te pueden ayudar: meditación Mindfulness, autocompasión y escritura terapéutica.

Son complementarias a cualquier proceso terapéutico que quieras seguir.

Te animo a que las pruebes.

¿Te gustaría que profundizáramos más en el proceso?

Déjanoslo en comentarios, ¡nos encanta leerte!

 

Las 3 herramientas más útiles para tratar con tus emociones difíciles